Es una playa de dos kilómetros de arena suave y, como lo dice su nombre, muy blanca. El color del mar viaja entre el azul y el turquesa, y su oleaje es sereno. Hasta allí llegan, a diario, lanchas y catamaranes cargados de turistas que vienen desde Cartagena.

"Este es un lugar precioso y accesible a todos los presupuestos, eso lo hace muy interesante. El mar es tibio y la playa es limpia"
Los mejores momentos para disfrutar de este lugar son el amanecer y el atardecer. A esas horas la playa está solitaria, tranquila. Cae la tarde en Playa Blanca. En el horizonte, el sol parece un globo de fuego. El cielo es un lienzo de color salmón con pinceladas blancas y plateadas. El atardecer es solo uno de los espectáculos que los viajeros pueden disfrutar en este rincón natural perteneciente a la isla de Barú, a una hora en lancha desde Cartagena.
Sin embargo, aún estando repleta, siempre será apta para descansar.
No en vano, es considerada como una de las playas más hermosas del Caribe colombiano.
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